viernes, 25 de diciembre de 2015

El positivismo ha muerto

la autodestrucción hecha persona
hace tiempo que mi boca sabe a escombros,
soy puro fuego que arrasa y destruye,
sigo esperando supervivientes

llevo demasiado tiempo sin (poder) mirarme a un espejo
evitándome para ver si así desaparezco
...
no hay manera

la inspiración no quiere acercarse a mí,
hasta el miedo está asustado,
ni en Roma se han visto tantas ruinas

mi vida se resume en un rastro interminable de gotas
color tormento,
porque escribir sigue siendo la metáfora perfecta de sangrar

no podría decir con exactitud el momento en el que me perdí,
sí la persona
sería bastante hipócrita decir que me he buscado,
 cuando ni me atrevo a encontrarme...

tengo fobia a las mayúsculas,
porque significan principio
y cuando algo empieza, algo acaba,
por eso evito los puntos finales

la vida es más bonita entre suspensivos,
y mi punto y final que lo escriba otro por mi,
total, todos tenemos la suerte de no presenciar el cierre de nuestra historia
eso que lo lloren otros

la vida es un salto y todo salto acaba en impacto
que pocas veces suele ser leve,
y que siempre deja algún que otro rasguño permanente
que nos hace recordar que la belleza de un precipicio se aprecia al tocar fondo,
ni antes ni después

es en el golpe donde está el encanto...
en la fidelidad del dolor
pues será lo único que jamás te abandone




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